lunes, 20 de julio de 2009

MARYIA

Maryia ya está aquí. Un año más tenemos la oportunidad de tenerla con nosotros y disfrutar de su presencia y de su manera tan peculiar de ver nuestro mundo. Maryia Astapovich es una niña bielorrusa de trece años, que pasa en nuestra casa unas vacaciones de cuarenta días, por tercer año consecutivo. Está acogida a un programa social internacional de los muchos que se pusieron en marcha tras la catástrofe de Chernóbil en el año 1986. Éste pasa por ser el más grave accidente nuclear registrado. Y nosotros participamos en un programa de acogimiento familiar temporal, cuyo objetivo es mejorar la salud de niños y niñas de las regiones limítrofes a la del accidente. Este año su estancia será más corta que en otras ocasiones y tememos que pueda ser el último que pasa entre nosotros, debido a la controversia surgida por la opinión del gobierno bielorruso, que parece considerar que las mayores de trece años o que hayan pasado tres años en el mismo país no podrán volver al mismo. Da la impresión de que se esconden tras estos argumentos, otros intereses de carácter político, en el mal estilo habitual del presidente bielorruso Lukashenko. Pero lo importante como decía al principio es que ya está con nosotros. A veces he pensado cuanto me gustaría que mi hija Luisa pudiese disfrutar de unos días de vacaciones y de cuidados, de profundo afecto como el que intentamos ofrecerle a ella, de haber sido en nuestro páis donde hubiésemos sufrido una hecatombe similar. No necesito que nadie me lo agradezca, aunque no nos faltan pruebas del agradecimiento que su familia siente hacia nosotros. La profunda satisfacción que me produce, supone mucho más que cualquier muestra de agradecimiento.

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