sábado, 31 de octubre de 2009

sosiego necesario

Más de un mes sin aparecer por aquí. Es demasiado tiempo.
Me ha sorprendido que tanto en Bélgica como en Holanda o para ser más exactos, en aquellas ciudades de esos países que he visitado durante mis vacaciones, no se grita salvo necesidad. No hay "demasiados ruidos". Claro que hay coches y tranvías y metro que hacen ruido, pero la gente en las terrazas de los restaurantes o bares, por ejemplo, habla con quien está al lado y no como si todos los que compartimos ese espacio, fuesemos sus espectadores y tuviesemos la necesidad de oírles.
En un pequeño pueblo del Alentejo portugués, que visité hace unos días, sí se grita. Las personas se comunican si se encuentran a cierta distancia, a voces. Sin embargo, cesa esa especie de saludo o finaliza la imprecación que se supone amistosa y termina el ruido. Todo vuelve a una razonable calma y los sonidos de los pájaros, de algún coche que pasa, del río que rodea a la ciudad, del golpeo lejano de alguna herramienta metálica, se aposentan en el aire. La previsibilidad y el bajo volumen de estos sonidos o su corta duración, nos permiten continuar oyendo esa especie de voz que nos acompaña en los razonamientos y el sonido de la palabra de quien nos acompaña o se dirige a nosotros.
Echo de menos ese sosiego.