jueves, 3 de septiembre de 2015

Sin avisar

A poco que te despistes la vida te da un sopapo que te deja temblando, patas arriba y con cara de no saber por dónde te ha venido.
Claro, todo no va a ser bueno, por más que vivir sea de lo mejor que le puede pasar a uno.
Pero bajar de la nube sin tener ajustados los frenos, aumenta exponencialmente las probabilidades de darte una hostia de las que no se olvidan.
Habrá que ponerse en pié y reaccionar lo más pronto posible. Sin prisa pero sin pausa, vulgo dixit.
Además que lo que por un lado te quita, por otro te lo da. Y ahí entra mi niña, que es maravillosa. Si no fuera por su presencia, su apoyo incondicional y sobre todo, su afecto.. uf!
Ahí está.
Ahí estamos.
Juntos.
Aunque la echemos mucho de menos.

El face

Sentado
Ante mi ventana
Vi pasar
Primero la vergüenza.
Casi seguido, de la mano,
La indignación y la salvajada.
(Parecían bolleras)
Un poco más abajo
La intolerancia, la injusticia, la reflexión, el asombro...
Aquello estaba lleno.
Muchas me resultaron familiares.
De pronto,
La foto.
Sí.
La del niño.
La de la playa, digo.
Había uno que no decía nada. Los otros sí.
Apagué la pantalla y me fui a cenar