jueves, 3 de septiembre de 2015

Sin avisar

A poco que te despistes la vida te da un sopapo que te deja temblando, patas arriba y con cara de no saber por dónde te ha venido.
Claro, todo no va a ser bueno, por más que vivir sea de lo mejor que le puede pasar a uno.
Pero bajar de la nube sin tener ajustados los frenos, aumenta exponencialmente las probabilidades de darte una hostia de las que no se olvidan.
Habrá que ponerse en pié y reaccionar lo más pronto posible. Sin prisa pero sin pausa, vulgo dixit.
Además que lo que por un lado te quita, por otro te lo da. Y ahí entra mi niña, que es maravillosa. Si no fuera por su presencia, su apoyo incondicional y sobre todo, su afecto.. uf!
Ahí está.
Ahí estamos.
Juntos.
Aunque la echemos mucho de menos.

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